viernes, 25 de agosto de 2017

Aves

Cuando comienzas a hablar,
tu voz serena y temprana
se me asemeja al trinar
del melodioso zorzal
al despuntar la mañana.

Tu acento tiene el matiz
y el brillo de una perlita,
que vas soltando en un tris
como el gorjeo feliz
de la locuaz tacuarita.

Tu pelo en ondas desprende
rubios destellos soñados,
cuyos vaivenes sorprenden
y al nuevo día lo encienden
como el jilguero dorado.

Rojos tus labios melosos
me vuelven como borracho
luciendo su don garboso,
tal luce así de orgulloso
el cardenal su penacho.

Con el viento misionero
vuela tu risa en poesía
y va cubriendo el sendero,
como el silbar del hornero
de argentina melodía.

Tus ojos de azul desvelo
reflejan por sus retinas
la libertad de los cielos,
así es el límpido vuelo
de la veloz golondrina.

Y escucho en tu voz las notas
tan claras en sus aprontes
cual trino fiel del sinsonte,
que atravesando las copas
escapa a través del monte.

Suenan tus cuerdas, preciosa,
con estridencias y graves,
porque atesoran tus claves
por dentro y fuera, dichosa,
¡canto y color de las aves!

Aves que revuelan el anaranjado atardecer.


Autor:  José Luis Arias

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