Qué suerte tiene el sol, que te despierta
con sus besos de luz por la mañana
haciéndolo a través de tu ventana,
que suele estar de par en par abierta.
Los dirige a tu boca y siempre acierta
dejándolos en esos labios grana,
en donde la ambrosía a chorros mana
y allí con sumo gusto los inserta.
Si pudiera eso mismo realizar
lo haría con placer y sin parar
incluso hasta llegar a la locura,
siendo así el más feliz de los mortales
al no haber en el mundo dos iguales,
por su belleza y singular dulzura.
Laureles marchitos
-
La neblina arrastra perros húmedos,
banquetes de lenguas inmemoriales,
laureles marchitos de glorias, cubiertos
con enormes voluntades de vanos luto...
Hace 2 semanas.