Me has dado la luz
y un rubí
sobre un engarce
encima del féretro.
Como la higuera al mediodía
rebosante de frutos sabrosos,
me he recostado sobre tu Bondad.
Como la mar salada
he escuchado tu Nombre
y me he acordado de mi hermana
para perdonar
cualquier leve falta
que nos haya hecho cometer el amor.
Es triste, pero es así ¡oh hermana!
La luna nos agosta
y brilla tenue en nuestros corazones.
Laureles marchitos
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La neblina arrastra perros húmedos,
banquetes de lenguas inmemoriales,
laureles marchitos de glorias, cubiertos
con enormes voluntades de vanos luto...
Hace 2 semanas.
Triste pero consolador momento en que la figura de una hermana que habita el hogar eterno, sirve de aliciente positivo para perdonar. Muy bello.
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